sábado, 16 de octubre de 2010


corrí,
caminé
y me deslicé
por las oscuras
calles de esta
ciudad, divisando
todas las fisuras que había a mi alrededor, convirtiéndome yo en una de ellas.
Solo encontré fuerzas para beberme aquella botella que escasamete pude comprar de whisky barato, con esperanza de que solucionase ese día que era triste por no tener de que padecer.
Odiaba sentir los ojos húmedos, odiaba no razonar el por qué de cada lágrima, odiaba tener que imaginarme mis propios problemas para cerrar esa incertidumbre, o incluso para ser más feliz.

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